sábado, 6 de septiembre de 2008

LA INSEGURIDAD NO DISCRIMINA (2da. parte)



En la anterior publicación hablamos sobre cómo influye la pobreza en la inseguridad y en la delincuencia; ahora estudiemos la contraparte, es decir los que cometen delitos no porque estén sumergidos en la pobreza y necesiten robar para comer, sino los que toman la corrupción como un "oficio", ya que como habíamos mencionada, la inseguridad tiene muchas causas, y esta es otra de ellas.

Así que debemos preguntarnos ¿Porqué esta gente obra de esta forma si ni siquiera tiene la necesidad de?, y podríamos basar la repuesta en la cultura, ya que al no tener una cultura de respeto a lo ajeno y de una consciencia moral ocasiona que se nos haga muy fácil ser corruptos, porque no solo nos referimos a los que roban, secuestran, matan, etc., sino también a la población en general, ya que la mayoría de los mexicanos a lo mejor no cometen delitos tan graves pero la corrupción comienza desde los delitos más simples, como por ejemplo las mordidas que se dan ya sea por beneficiarse económicamente, socialmente y refiriéndonos desde los puestos más altos como un presidente hasta un simple trabajador o policía, que por una mordida puede dejar ir a un ratero, sin darse cuenta que después este mismo puede robarle a el mismo o a su familia; porque desde esta pequeñas cosas comienza la corrupción, y si no empezamos por cambiar nosotros mismos, mucho menos podremos cambiar a la sociedad, y sí, no parece tan importante cambiar esto, pero en realidad de estas pequeñas cosas se derivan los delitos más graves. Así que les recomiendo salir de este "juego de engaños" que lo único que está provocando es nuestro descenso y autodestrucción, por eso tenemos que poner inmediatamente un alto, y así, ya si no disminuir la corrupción, al menos si detenerla, aunque sea de poquito en poquito para así algún día no tan lejano obtener grandes resultados.

Así que los invito a hacer consciencia de esto, porque ya hay que poner un alto, y para esto, se tiene que dar el primer paso.

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